Pasar al contenido principal

Un 'URACCAN' de cambio

"Como quien dice, comenzamos en las calles", comenta Myrna Cunningham, al recordar los primeros días de una de las primeras universidades indígenas de América Latina. "Poco a poco construimos nuestras propias instalaciones", agrega la rectora. "Ha sido muy duro, pero ahí vamos".
 
Con un presupuesto anual de tan sólo dos millones de dólares, la Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua (URACCAN), ha estado entrenando desde 1995 a una nueva generación de potenciales dirigentes en la región más empobrecida del país más pobre de América Central.

URACCAN hoy tiene cuatro sedes y seis centros de extensión, así como una facultad preparatoria para estudiantes rurales que necesitan fortalecer sus conocimientos para tomar cursos de nivel universitario.

De los 4.000 estudiantes matriculados este año, 60 por ciento no paga matrícula, el resto paga el equivalente a 30 dólares al año. Casi la mitad de los 250 profesores de la universidad nacieron en la región atlántica, habitada principalmente por afronicaragüenses en el sur e indios miskitos en el norte. La universidad tiene cuatro institutos de investigación, mantiene una red de emisoras radiales y publica su propia revista. Sin embargo, lo más importante son sus profundas raíces en sus propias comunidades.

Los programas de estudios de URACCAN están dictados por las necesidades de desarrollo de la región. La Constitución de Nicaragua ha reconocido a la costa caribeña como una región autónoma desde 1987. Leyes posteriores han delegado nuevas responsabilidades en los gobiernos locales. Pero Cunningham dice que los lugareños no han sido entrenados para cumplir cabalmente con tales responsabilidades y, por lo tanto, no pueden ejercer sus derechos autónomos.

Cunningham misma es miskita, un pueblo caracterizado por acendrado espíritu independiente. Hija de un mecánico de una compañía bananera y de una ama de casa, se crió en una comunidad del río Coco, límite entre Nicaragua y Honduras. Primero trabajó como maestra pero luego se mudó a la ciudad de León para estudiar medicina. Después de especializarse en cirugía en Dakota del Norte, regresó a Nicaragua. Su interés en la cosa pública data de esa época. "La cirugía, obviamente, no resolvía todos los temas de salud", asevera. "Había problemas mucho más severos que tenían que ver con la prevención, y entonces comencé a meterme más en la parte de la salud pública". En 1981, el gobierno revolucionario la nombró delegada para la regionalización de los servicios de salud. En 1984 pasó a ser la coordinadora del gobierno regional, y en 1990 fue elegida a la Asamblea Nacional, donde permaneció hasta 1997. Entre todo ese trajín, encontró tiempo para casarse y tener cuatro hijos.

En 1991, Cunningham y otros líderes regionales resucitaron un antiguo sueño de crear una universidad local. Después de obtener el reconocimiento nacional para la constitución de URACCAN, formaron una asociación con representantes de las comunidades indígenas y multiétnicas de la región. Durante los años siguientes, la naciente universidad forjó fuertes vínculos con donantes extranjeros, cuyas contribuciones representan cerca de la mitad del presupuesto de URACCAN.

Para 1995 la universidad había abierto sus puertas. Hoy ofrece cursos prácticos para cubrir apremiantes necesidades locales: manejo de recursos naturales, silvicultura, pesquería, enfermería, educación bilingüe y multicultural, administración del sector público y de la autonomía regional y contabilidad. Sus departamentos de investigación se concentran en medicina tradicional, desarrollo comunitario, estudios lingüísticos y culturales, recursos naturales y asuntos de autonomía. Todos los estudiantes de URACCAN deben aprender un idioma indígena, si es que no hablan uno.

Cunningham subraya la particular ventaja de los graduados de su universidad: están empapados de la cultura de la región y entienden las necesidades de su gente. "Las compañías e instituciones que los emplean obtienen un recurso doblemente valioso. Antes tenían que traer a gente de afuera que no conocía ni la cultura ni el idioma, que se les corrían porque no aguantaban las condiciones locales", observa.

URACCAN no ofrece títulos en carreras tradicionales como abogacía, medicina, ingeniería, psicología, literatura o filosofía. "De vez en cuando, nuestros estudiantes dicen que los estamos educando para mantenerlos en la región", comenta Cunningham. "Hemos hecho estudios para ver cuáles son las necesidades de formación de recursos desde la perspectiva de las comunidades y las instituciones que trabajan en la región. Estamos ofreciendo lo que más necesita la región".

Jump back to top