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Hoja de antecedentes: el impacto económico de los desastres naturales

¿Cuáles son las consecuencias a largo plazo en el PIB de un país que ha sufrido un desastre natural?

· La mayoría de los países termina recuperándose de estos eventos. Hay muy pocos casos, como el del terremoto de 1978 en Irán o el de diciembre de 1972 en Nicaragua, que fustigaron a esos países con un crecimiento negativo durante el decenio siguiente al siniestro. Pero a esos eventos les siguieron revoluciones políticas radicales que cambiaron fundamentalmente sus sistemas económicos y políticos. No parece que tal sea el caso con las tormentas que actualmente azotan la cuenca del Caribe y Estados Unidos. No obstante, con el cambio climático estamos viviendo en un mundo nuevo y es difícil predecir qué tan altos puedan llegar a ser los costos de los graves fenómenos meteorológicos venideros en términos de vidas humanas, daños materiales y consecuencias económicas.

¿Qué tan vulnerable es América Latina y el Caribe a los desastres naturales?

· La región es vulnerable a huracanes, tormentas y terremotos. Un informe compilado por Naciones Unidas, tomando en cuenta la exposición a eventos naturales y la respuesta de una sociedad, estableció que cuatro países de la región (Guatemala, Costa Rica, El Salvador y Nicaragua) están entre los 15 países que corren mayor riesgo en caso de sufrir un desastre natural a nivel mundial.

· Afortunadamente, los desastres catastróficos son poco frecuentes. Aún los países más vulnerables a huracanes, tormentas e inundaciones enfrentan sólo entre 2% y 5% de posibilidades de enfrentar una catástrofe en cualquier año donde la producción cae 4% y no se recupera.

· Pero ese tipo de eventos son tan devastadores que pueden afectar la economía de un país de la misma forma en que una herida grave en la cabeza afecta el cerebro. La herida se expande rápidamente en una reacción en cadena desde el lugar donde se produjo el impacto a regiones distantes; se alteran funciones clave; se paralizan actividades. Un desastre natural severo no sólo arrasa con la agricultura y la industria. Hay una necesidad abrumadora de volcar recursos a asistencia humanitaria y reconstrucción. Y cuando gran parte de su base de ingresos queda destruida y actividades básicas como recaudar impuestos se ven limitadas, el gobierno avanza con dificultad y poca capacidad de ayudar al país a recuperarse.

¿Es la ayuda internacional la solución cuándo un país sufre un desastre natural?

· La asistencia internacional puede ser una ayuda pero rara vez es significativa en cubrir los costos de un desastre natural. En un análisis de 98 casos de catástrofes naturales entre enero de 1970 y junio de 2008, hubo un aumento medio de 18% en Ayuda Oficial al Desarrollo (ODA, por sus siglas en inglés) a países afectados en comparación con los dos años previos. Eso representó sólo 0,25% del PIB de esos países y 3% de los daños económicos estimados. Además, parte de esa ayuda ya había sido otorgada; simplemente fue reasignada a asistencia humanitaria desde otros sectores a los que se había asignado previamente.

¿Qué tan vulnerables son los países pequeños?

· Los países pequeños tienen una mayor vulnerabilidad a los impactos de un desastre natural. A Sri Lanka le resulta más difícil enfrentar las consecuencias de un ciclón que a la India, ya que no puede movilizar recursos con rapidez desde zonas lejanas que no se vieron afectadas, o trasladar a otras zonas a personas desplazadas como lo puede hacer un país de mayores dimensiones.

· Los países en desarrollo de menor tamaño también suelen tener economías menos diversificadas. En general no tienen sectores que puedan hacer frente a la situación o incluso expandirse para compensar la menor actividad de los sectores que se han visto afectados o devastados. Eso sucede especialmente en países que dependen de la agricultura, que tienen pocas opciones cuando el café, el cacao y otras plantaciones se ven afectadas.

¿Qué puede hacer un país pequeño para que su economía sea menos vulnerable a los impactos de un desastre natural?

· Un país puede tomar dos medidas fundamentales para mejorar su capacidad de recuperación tras un desastre natural: ahorrar más y mejorar la gobernanza.

· Aumentar el ahorro nacional es un desafío de políticas clave para América Latina y el Caribe.Ahorrar permite invertir. Así es como se conecta en última instancia el ahorro con la capacidad de recuperación tras los desastres naturales.

· Un ejemplo es Chile. En febrero de 2010, Chile sufrió un terremoto de 8,8 grados en la escala Richter seguido de tsunami. El desastre natural dejó más de 500 muertos y 1 millón de desplazados, y las pérdidas económicas ascendieron a US$30.000 millones, o casi 19% del PIB.

· Chile tenía una tradición de manejo macroeconómico saludable que le permitió aumentar su tasa de ahorro en 11 puntos porcentuales entre 1985 y 2012, frente al período 1960-1984, y le dio el “espacio fiscal” para reconstruir y recuperarse sin depender de ayuda extranjera.

· Chile también es ejemplo de buena gobernanza. El país tenía vigentes leyes que establecían estrictos códigos de construcción y que responsabilizaban a los dueños de los edificios por las pérdidas causadas por construcciones de mala calidad. Tenía una sólida red de personal de emergencia descentralizado que podía movilizarse sin recibir órdenes de la capital aislada.

Puedo sacar un seguro personal, o para resguardar mi casa o mi auto. ¿Los países pueden tomar un seguro contra desastres naturales?

· Pueden, pero según un estudio, la abrumadora mayoría de los gobiernos carecen de seguros macro contra desastres naturales simplemente porque los costos de ese tipo de seguros en un mercado incipiente superan los beneficios.

· Uno de los tipos de seguros contra desastres más prometedores es lo que se conoce como un bono de catástrofes (o cat), un instrumento financiero comerciable que distribuye el riesgo a través de los mercados globales de capital. Estos bonos suelen ser emitidos por gobiernos o empresas de reaseguros —las aseguradoras de las aseguradoras— y respaldados por letras del Tesoro de Estados Unidos. Aunque suelen pagar una pequeña fracción de los daños, pueden brindar importantes beneficios en caso de que se produzcan las peores catástrofes.

· En 2006, México se convirtió en un pionero en América Latina al emitir un bono de catástrofe de US$160 millones para cubrir los daños de un potencial terremoto. Pero para la mayoría de los países, asegurarse contra catástrofes es extremadamente costoso. Los bonos de catástrofe cuestan hasta cuatro veces o más que lo que el país promedio está dispuesto a pagar para obtener las ganancias de bienestar de nuestro modelo. Eso se debe principalmente al desafío sumamente complejo de hacer cálculos sobre un evento que se produce una vez por siglo y sus costos relacionados. Una empresa de seguros para automotores puede usar datos de miles de accidentes para calcular con un buen grado de precisión el riesgo de un choque en el que hace falta reemplazar el parachoques. Pero aún ninguna empresa puede predecir con precisión la probabilidad de un terremoto muy poco frecuente pero devastador que se cobra la vida de miles de personas y deja miles de millones de dólares en daños. Pero aquí el sector público podría jugar un rol clave. Los gobiernos y las instituciones multilaterales podrían subsidiar la investigación necesaria y ayudar a expandir el mercado.

· Los bonos de catástrofe brindan una ventaja clave. Ya que los pagos se basan en la gravedad del evento, más que en estimaciones de daños, se pueden realizar con rapidez y poca disputa, permitiendo que los gobiernos briden ayuda de emergencia antes de que llegue la ayuda extranjera.

· Los países que corren el riesgo de experimentar un desastre natural también corren mayor peligro de caer en cesación de pagos de sus deudas si se produce una catástrofe. Eso significa que tienen menos credibilidad en los mercados de capital y deben vender su deuda a precios menores y con mayores retornos. Al reducir el riesgo de default sobre deuda no contingente, que debe ser pagada aún tras un desastre natural, los bonos de catástrofe pueden revertir esa ecuación. Los bonos de catástrofe pueden permitirles a los gobiernos aumentar sus préstamos externos desde alrededor de 30% a más de 60% del PIB, brindando un aumento del bienestar equivalente a varios puntos porcentuales de consumo.

Acerca del BID

El Banco Interamericano de Desarrollo tiene como misión mejorar vidas. Fundado en 1959, el BID es una de las principales fuentes de ­financiamiento a largo plazo para el desarrollo económico, social e institucional de América Latina y el Caribe. El BID también realiza proyectos de investigación de vanguardia y ofrece asesoría sobre políticas, asistencia técnica y capacitación a clientes públicos y privados en toda la región.

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