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Proponen nuevos instrumentos financieros para el BID

Representantes de los países de América Latina y el Caribe propusieron en marzo al Banco Interamericano de Desarrollo la creación de nuevos instrumentos financieros flexibles para ayudarlos a contrarrestar los impactos económicos y sociales de las turbulencias en los mercados internacionales.

Estas solicitudes fueron formuladas por los ministros de hacienda de la región durante la XLII reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, realizada en marzo de este año en la capital chilena, y clausurada por el nuevo presidente de la Asamblea, el ministro de Hacienda de Chile, Nicolás Eyzaguirre Guzmán, y el presidente del Banco, Enrique V. Iglesias.

En el acto de clausura, Iglesias reconoció que existen nubarrones en el horizonte internacional que tendrán repercusiones inevitables en América Latina y el Caribe, pero observó que esas señales deben ser motivo de preocupación y no de alarma. Por ello el BID mantendrá como metas principales de su acción la reducción de la pobreza en la región, el incremento de la competitividad de sus economías y la consolidación de la integración con la economía global.

En ese sentido, el presidente del BID saludó la decisión de los gobernadores de abrir un debate sobre la revisión de los instrumentos financieros de la institución para ayudar a los países prestatarios ha superar los efectos más nocivos de la globalización. “Asistimos al lanzamiento formal del debate sobre nuestros objetivos e instrumentos”, afirmó Iglesias. “Es necesario revisar los instrumentos tradicionales del Banco. Hemos hecho mucho, pero aún queda mucho por hacer.”

El BID debe adaptarse. Por su parte, Eyzaguirre apuntó que la región de América Latina y el Caribe está inmersa en un proceso inexorable de globalización que trae aparejados tanto posibilidades de progreso como peligros de crisis políticas, económicas y sociales.

“En tal sentido, las organizaciones multilaterales, de las cuales el BID forma parte, tienen que hacer un dramático esfuerzo por flexibilizar y adaptar sus instrumentos a esta nueva realidad global”, afirmó Eyzaguirre. “Necesitamos ser flexibles para apoyar los sistemas económicos de nuestra región. Pero necesitamos ser flexibles también para entender que los procesos de reforma no son meros actos de voluntad, sino que requieren esfuerzos y trabajo sostenibles en el tiempo.”

Tanto Eyzaguirre como Iglesias destacaron el carácter participativo que tuvo el encuentro del BID en Santiago, que reunió durante una semana no sólo a la dirigencia económica de la región sino a delegados de los 46 países miembros del BID y a representantes del sector privado, del mundo académico y de las organizaciones de la sociedad civil.

Como es tradicional en las reuniones anuales del BID, se celebró una serie de seminarios sobre temas fundamentales del desarrollo de América Latina y el Caribe. Este año hubo foros sobre los obstáculos al crecimiento, las claves de la competitividad, el impacto social de la globalización, los vínculos entre la ética y la economía, el peso del buen gobierno en el desarrollo, la inserción de la mujer en el mundo laboral, la participación de las personas con discapacidades en las oportunidades del desarrollo, la reforma de la educación secundaria, el deporte como vía del progreso económico y social, el aprovechamiento de las nuevas tecnologías de la información, las reformas de los sistemas previsionales y la modernización de la aviación civil.

Flexibilidad y adaptación. Uno de los gobernadores que puso especial énfasis en el desarrollo de nuevas facilidades para disminuir la vulnerabilidad de las economías latinoamericanas y caribeñas ante las perturbaciones externas fue el secretario de Hacienda de México, Francisco Gil Díaz.

En su discurso ante la Asamblea, Gil Díaz dijo: “Si deseamos que el Banco atienda adecuadamente estas prioridades de desarrollo, es preciso dotarlo de una mayor flexibilidad en sus políticas de préstamos y crear nuevos productos financieros que respondan de manera más eficiente a las necesidades de créditos de nuestros países.”

“Me refiero a nuevos productos como pueden ser las líneas de crédito contingentes, instrumentos de cobertura cambiaria, así como las operaciones programáticas que actualmente se analizan al interior de la institución”, continuó el secretario de estado mexicano.

Gil Díaz agregó que sería muy apropiado realizar esfuerzos adicionales para materializar un seguro contra desastres naturales como los que han azotado en años recientes a los países de América Central y el Caribe.

Por otra parte, numerosos gobernadores latinoamericanos respaldaron una propuesta para aumentar el límite máximo de las operaciones de préstamos del BID para proyectos del sector privado, a fin de darle continuidad y propiciar la consolidación de los procesos de privatización en curso en la región.

El ministro de Planeamiento, Presupuesto y Gestión de Brasil, Martus Tavares, dijo que su gobierno respaldaba con entusiasmo la recomendación ofrecida por el Grupo de Revisión Externa de “abolir el límite del 5 por ciento del total de los préstamos del BID impuesto a las operaciones relativas al sector privado, puesto que se ha reforzado la gestión de riesgo de esa cartera de préstamos”.

Estas iniciativas hallaron eco, con variados matices, en las delegaciones de países no prestatarios, cuyos gobernadores colocaron el acento en la necesidad de asegurar que las estrategias del BID estén dirigidas a sus principales objetivos: la reducción de la pobreza y de la desigualdad social y el aliento al crecimiento sostenible y compatible con la protección del medio ambiente.

El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía de España, Rodrigo de Rato y Figaredo, observó que las instituciones financieras multilaterales como el BID están inmersas en “un proceso de adaptación a una economía más globalizada e interdependiente, donde el protagonismo de la financiación privada en muchos países en desarrollo exige revisar su papel como instrumento promotor del crecimiento para hacerlo más selectivo y eficaz”.

Rato y otros gobernadores propusieron la creación de un grupo de trabajo dentro del Comité de Gobernadores para analizar la revisión de las políticas que guían los instrumentos financieros del BID.

Los gobernadores de los países no prestatarios también instaron al BID a profundizar su cooperación con el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En ese sentido, respaldaron la participación del BID en la Iniciativa para los Países Porbres muy Endeudados (PPME), que además de reducir la carga financiera de las naciones beneficiarias brinda un nuevo impulso a su lucha contra la pobreza y la corrupción.

Asimismo urgieron al BID a asegurar que el apoyo a los países prestatarios de ingresos medios beneficie a los sectores sociales más relegados y vulnerables, como las mujeres jefe de familia, los jóvenes, los ancianos, las personas con discapacidades y las minorías étnicas, raciales y lingüísticas.

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